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La ROC: un proyecto colectivo, columna de Ivo Tejeda

Estimados(as) Socios y Socias de la ROC. Tras más de un mes continuamos con nuestro ciclo de discusión, comentarios y flujo de ideas, en vista de la asamblea de socios del segundo semestre de 2022. Resulta vital poder contar con la mayor participación considerando desafíos como la elección de un nuevo directorio, revisión de nuestros estatutos y por sobre todo, renovar el espíritu de bandada que ha fortalecido a nuestra institución.  En esta oportunidad, nuestro director ejecutivo Ivo Tejeda hace un breve repaso por la historia de la ROC y da cuenta de su visión de nuestra organización para los próximos 5 años.

Hace algo más de 12 años, la ROC nació buscando ser un espacio en el que cualquier persona que quisiera aportar en el conocimiento, difusión y protección de la naturaleza de nuestro país tuviera un lugar. Desde ese entonces, una gran cantidad de amantes de la naturaleza han contribuido a darle forma y hacer crecer este espacio, aportando de este modo a conocer y conservar las aves y la vida silvestre de Chile.

Parte importante de esta participación se ha dado a través de proyectos de ciencia ciudadana y la continua tarea de hacer crecer la comunidad de observadore/as de aves.

Ya sea contado aves en censos de aves acuáticas o playeras, subiendo datos en eBird  para el Atlas de las Aves Nidificantes de Chile, explorando montañas, desiertos y humedales buscando aves poco conocidas, asistiendo a charlas y talleres, o disfrutando del pajareo en compañía, entre todos hemos aprendido sobre las aves y contribuido a que tengamos un mejor conocimiento sobre su distribución, reproducción,  migraciones y tantos otros aspectos de su historia natural. 

Participar de proyectos de la ROC suele tener un componente dulce y agraz. Al visitar un humedal y censarlo de forma periódica durante años, muchos hemos podido reconocer su importancia para ciertas especies de aves, y a la vez hemos sido testigos de su degradación e incluso desaparición; esfuerzos como el Atlas de las Aves Nidificantes de Chile no solo han llevado a la emoción de revelar aspectos novedosos de algunas especies, sino que también permitieron constatar que varias de ellas han tenido una disminución relevante de su distribución o población durante las últimas décadas; o el descubrimiento de sitios de reproducción de golondrinas de mar que permanecían desconocidos también nos ha mostrado lo frágiles que son estas colonias, debido a la presión que suponen la instalación de proyectos energéticos o mineros.

Lo anterior ha motivado a que, durante los años más recientes, la ROC haya extendido su quehacer, buscando volcar esta experiencia, conocimiento y comunidad de personas hacia la conservación de las aves y sus hábitats. De este modo, y por nombrar solo algunos ejemplos, la ROC hoy en día participa de procesos de planificación de la conservación, impulsando y apoyando procesos como el plan RECOGE de golondrinas de mar en el norte de chile, la Estrategia Nacional de Conservación de aves, o el Plan de Acción de Aves Playeras en Chile; implementa acciones de conservación, muchas veces en conjunto con actores locales, colaborando en experiencias en humedales como la desembocadura del río Maipo y Chamiza, o promoviendo la protección de sitios de reproducción de golondrinas de mar; y participa en la elaboración de instrumentos de política pública, apoyando procesos como la clasificación de especies según estado de conservación, o la elaboración de la nueva norma de emisión de contaminación lumínica, introduciendo consideraciones especiales para aves marinas amenazadas.

Dar estos pasos ha requerido abordar varios desafíos como organización. Ha implicado conformar un equipo profesional capaz de llevar a cabo estas iniciativas, en una escala que combina el alcance nacional y local, en distintos territorios; además, supone contar con fuentes de financiamiento que permitan la sostenibilidad en el tiempo de un proyecto de esta naturaleza; y por último, ha requerido no desatender el espíritu que da origen a la ROC, de ser una organización abierta, manteniendo instancias en la que todos puedan colaborar.

Hoy en día, la ROC cuenta con mayores capacidades para abordar problemáticas referidas a la conservación de las aves. Sin embargo, estamos en un escenario preocupante, en un contexto global de crisis climática y pérdida de biodiversidad. Esto se refleja en nuestro país, siendo que del conjunto de especies de aves en Chile, un 22% se encuentran nacional o globalmente amenazadas, casi amenazadas o con datos insuficientes. Así, resulta indispensable actuar ya, si es que queremos que las próximas generaciones puedan apreciar lo que hemos tenido privilegio de observar.

En este contexto, me gustaría poder compartir algunas ideas de cuál es el rol que creo que puede cumplir la ROC en los próximos años, en relación a los esfuerzos para la conservación de las aves y sus hábitats. Esta visión de la ROC refleja buena parte del espíritu y trayectoria de la organización, aunque si bien algunos de los elementos que comparto están mejor desarrollados al día de hoy; para otros queda un camino más largo que recorrer. En síntesis, me imagino que la ROC, en 5 años más:

1.     Es un referente para quienes quieren aprender sobre las aves y la naturaleza en Chile y buscan instancias para conocerlas en terreno, así como participar de iniciativas en las que puedan aportar a su conocimiento y conservación. 


2.     Contribuye a articular los principales esfuerzos para monitorear el estado de las poblaciones de las aves en Chile. Para ello combina esquemas de monitoreo en los que participan voluntarios y organizaciones a lo largo de todo el territorio, así como metodologías que requieren personal profesional en terreno.


3.     Participa activamente en los procesos de elaboración de normativa, planes y políticas ambientales que inciden en el bienestar de las poblaciones de aves, aportando desde una perspectiva técnica que apunte a mejorar o mantener su est­­­­ado de conservación. 

4.     Identifica áreas de importancia para las aves, participa en su monitoreo, y apoya iniciativas orientadas a su reconocimiento como áreas protegidas y/o a un manejo de estas áreas que sea compatible para mantener sus atributos ecosistémicos.


5.     Genera información relevante para tomar decisiones respecto de aves amenazadas, a través de investigación aplicada a la conservación. 


6.     Participa en el diseño y ejecución de planes de conservación de grupos de aves o especies amenazadas, de forma conjunta y articulada con actores internacionales, nacionales y locales. 


7.     Reúne a amantes de las aves y la naturaleza a través de grupos en diversos territorios y áreas temáticas, los que mantienen autonomía para desarrollar actividades y proyectos, pero articulándose con diversas iniciativas de la ROC y manteniendo una misma visión.


8.     Promueve el involucramiento de comunidades y actores locales en el conocimiento y la conservación de las aves y sus hábitats en sus territorios, a partir de un conjunto de iniciativas de educación para la conservación, articuladas con proyectos que involucran a la ciencia ciudadana.

Sin duda, el desafío de la conservación es un proyecto colectivo, donde muchos actores aportarán, cumpliendo distintos roles y aportando sus diferentes perspectivas. Avanzar en estos 8 puntos implicará fortalecer los vínculos con otras organizaciones y entidades que aportan a la conservación de las aves, tanto a nivel internacional, nacional y local. Pero además, este proyecto es colectivo porque requiere de que seamos cada vez más. Una parte esencial de la fuerza de la ROC se encuentra en su comunidad de socio/as y voluntario/as que participan en actividades a lo largo del país. Aprovecho así de agradecer a todos quienes han contribuido con su energía a darle forma y mover este proyecto; y a quienes no lo han hecho aún, a sumarse, pues les necesitamos.